Como hemos mencionado en entradas anteriores, existen grandes ventajas de optar por financiamiento a través del factoraje financiero. Una de ellas es la liquidez y, con ella, la posibilidad de conseguir mayor flujo de efectivo para las operaciones diarias de tu empresa.
En esta entrada, te explicamos más sobre sus ventajas, así como en qué consiste uno de sus dos tipos: el factoraje sin recurso.
¿Qué es el factoraje?
El factoraje financiero es un modelo de financiamiento donde una empresa (llamada factor) adquiere tus cuentas por cobrar adelantando un porcentaje del valor neto de la factura. Después de que tu comprador liquida la deuda en el tiempo acordado, el factor te otorga el porcentaje restante menos una comisión.
De esta manera, tu flujo de efectivo aumenta, así como tu capital de trabajo. Es una gran opción de financiamiento ya que no requiere de colateral, y no adquieres ningún tipo de deuda.
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Los tipos de factoraje se dividen, en términos generales, en cuatro: con notificación, sin notificación, con recurso y sin recurso. Este último genera una gran seguridad para aquellos que eligen esta modalidad y a continuación explicaremos por qué.
Factoraje sin recurso
El factoraje sin recurso sucede cuando, ante la falta de pago por parte del comprador, la empresa de factoraje absorbe el riesgo y la responsabilidad. Esto sucede debido a la existencia de un seguro de crédito comercial de por medio.
Es importante aclarar que para que el factor asuma el riesgo se deba a un problema de solvencia por parte de tu comprador. En otros casos donde exista una disputa comercial por el estado de la mercancía, no se aplicará el seguro de crédito comercial.
Diferencia con el factoraje con recurso
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