Todo tipo de inversión y actividad empresarial implica un cierto nivel de riesgo, ya sea operativo, financiero, de mercado, ambiental o regulatorio. Por ello, la tarea de todo emprendedor es entenderlos y crear una estrategia para enfrentar mejor los retos de su negocio.
Qué es el riesgo
El riesgo es, por definición, un concepto estadístico. Es decir que aunque hay cosas que no estén totalmente en tu control, un buen manejo de tus recursos y un análisis adecuado pueden ayudarte a minimizar el impacto e inclinar las probabilidades a tu favor.
Tipos de riesgos
Para tener una perspectiva más amplia sobre cuáles son los riesgos comunes que pueden enfrentar tu empresa, puedes clasificarlos en dos grandes tipos:
Riesgos sistemáticos
Son aquellos propios del mercado: factores macroeconómicos como la inflación, cambios en el valor de las divisas, recesión económica, tasas de interés, guerras, etcétera. Es decir que no necesariamente pertenecen a tu industria, segmento o a tu empresa, lo que los hace inevitables e impredecibles.
Riesgos específicos
En contraste con el anterior, pueden tratarse de una regulación gubernamental, una huelga, tendencias del mercado o cualquier otra circunstancia particular a tu área de negocio o grupos de empresas del mismo sector. En este caso, la diversificación es una de las mejores herramientas para reducir su impacto.
Ahora bien, al hablar de riesgos específicos, también podrías contemplar aquellos propios del negocio o de naturaleza financiera.
Riesgos de negocio
El primero se relaciona a la eficiencia operativa de todo negocio, es decir, temas administrativos, de competitividad e, incluso, externos como leyes que afecten a tus productos en específico y situaciones ambientes o sociales de tu entorno.
Riesgos financieros
En cuanto a los riesgos financieros, contempla todos aquellos vinculados a la estructura de capital de la compañía, tu flujo de efectivo (liquidez), la deuda o acciones.
Estrategias para la gestión de riesgos financieros
La adopción de una estrategia de manejo de riesgos (risk management) te ayudará a responder ágilmente ante riesgos internos y externos que pueden comprometer tu desempeño o hasta la permanencia en el mercado. Al mismo tiempo, te dará mayor certeza a la hora de realizar proyectos clave y de innovación.
Evaluar cuáles afectan a tu negocio requiere de un análisis detallado y constante de cómo operas y tus necesidades, lo que implica dar seguimiento a indicadores clave sobre tu desempeño y la salud de tus finanzas.