La situación actual
Conforme la pandemia ha crecido en estos meses, el riesgo sanitario también ha desarrollado una crisis financiera con cuotas significativas para economías como la de México.
El panorama cambia rápidamente a la par que la incertidumbre en los mercados se mantiene. Un consenso importante de expertos financieros es que aún no hay una claridad para saber cuánto y qué tanto realmente la economía se verá afectado por el Coronavirus.
Sin embargo, Reportes del Foro Económico Mundial aseguran que, en contraste de otras crisis de impacto global recientes, como la Crisis Financiera de 2008, mientras que sus efectos tomaron cerca de tres años, con el Coronavirus se han materializado en menos de tres semanas.
A su vez, el Fondo Monetario Internacional estima, con probabilidades de ajustes más pesimista, una recesión que implica una caída de 3% en el PIB global, mientras que organismos de Naciones Unidas calculan un costo a la economía de hasta 1 billón de dólares en 2020.
Post Coronavirus: de lo global a lo regional
Los efectos del COVID-19 no sólo son resultado del paro de actividades y el riesgo sanitario: son un aceleramiento de las tendencias que se han venido gestando recientemente y que que se inclinan a una transformación del comercio globalizado.
La afectación sin precedentes en las cadenas de suministro ha alertado a economistas, organizaciones financieras, gobiernos y empresarios del mundo sobre la sobredependencia en ciertos jugadores globales.
De hecho, un análisis del New York Times, detalla que desde 2008 cuando el PIB global y el comercio alcanzaron un punto alto, ha estado en tendencia a la baja. Aunado a eso, el surgimiento de guerras comerciales como la de Estados Unidos y China ya había llevado a compañías multinacionales a repensar la estructura de sus operaciones.
En ese sentido, una experta de la consultora McKinsey indica que la resiliencia se encuentra activa en la conversión de las compañías. Por ello, comenzarán a evaluar qué tanto están dispuestas a sacrificar su eficiencia por crisis impredecibles, esto pueden incluir desde desastres naturales, pandemias o hasta tensiones comerciales.
Esta línea encamina a un comercio que apuesta a bloques regionales para reforzar sus redes y cadenas de suministros y combatir mejor los riesgos de escala global. Las manifestaciones comienzan a notarse con las renovaciones de los Tratados de Libre Comercio, como el T-MEC, o los acuerdos de México y Estados Unidos con la Unión Europea.
De la misma forma, otras medidas de empresas para denotar que la dependencia de China como la “gran fábrica del mundo” se encamina a ser mucho menor durante el periodo Post-Coronavirus.
Una encuesta realizada por Bank of America encontró que empresas en 10 de 12 industrias globales, entre ellos semiconductores, autos y equipo médico, han cambiado o planean cambiar una parte o por completo las ubicaciones de sus cadenas de suministros. El impacto para China será inevitables, país que, en 2018, llegó a concentrar hasta 28% de la manufactura del mundo.
Una nueva era de negocios después de la crisis del Covid-19
Para el Foro Económico Mundial, tres de los factores importantes en los años que sigan a la pandemia del COVID-19 serán la agilidad, la escalabilidad y la automatización. Sumado a esa adaptabilidad y uso de la tecnología, Mckinsey también remarca la necesidad de prevenir y mitigar los impactos de las crisis.
Para dicha consultora, otro ángulo importante de la preparación es el análisis anticipado y mitigar los riesgos con herramientas que les permitan liberar su efectivo, cubrir sus requerimientos de capital, incluso en plazos semanals y mensuales.
Una táctica para lograrlo es eficientar sus ciclos de conversión de efectivos y recurrir a esquemas de financiamiento que liberen sus cuentas por cobrar como el factoraje. Asegurando el acceso a capital y finanzas sanas, las empresas también pueden enfocarse a mejorar su logística, llegar a nuevos compradores y diseñar estrategias enfocadas a la atención del cliente.
Con base en eso y ayudado por datos, tecnología financiera y un ecosistema más eficiente, las empresas podrán tendrán mayor espacio para la toma de decisiones, estar mejor preparados para navegar las crisis y mantener su crecimiento conforme se recuperan y se restablece la confianza en los mercados.