La combinación de tecnología y finanzas ha transformado la manera en que usuarios, empresas e instituciones bancarias adquieren y brindan servicios. Pero a pesar de que México es el país de Latinoamérica con más startups fintech —394 empresas, según el Fintech Radar 2019 de Finnovista—, “__aún existe una confusión sobre el significado del término fintech y qué es lo que regula la nueva ley__”, aseguró Edmundo Montaño, director general de Drip Capital.
De acuerdo con un análisis de Drip Capital, con base en el radar de Finnovista, aproximadamente 34.6% de las startups de tecnología financiera en México entran en lo que está expresamente contemplado en la nueva Ley Fintech. Es decir que dos tercios del ecosistema ya contaba con un marco legal para operar.
¿Qué son exactamente las fintechs?
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), las fintech son todas aquellas startups (empresas emergentes) que brindan servicios financieros mediante el uso e implementación de tecnología.
En ese sentido, es posible dividir a las fintech en dos grandes grupos: empresas que utilizan plataformas tecnológicas para brindar servicios financieros ya regulados, y empresas que ofrecen productos que previamente no existían y que, por lo tanto, crearon la necesidad de diseñar una nueva regulación.
¿Qué fintechs entran en la nueva ley?
En términos generales, la Ley Fintech especifica tres grandes temas:
Las instituciones de tecnología financiera (ITF) que se adhieren a las nuevas reglas. Las ITF reguladas son las instituciones de financiamiento colectivo (crowdfunding) y las instituciones de fondos de pago electrónico (como los monederos digitales con los que puedes realizar transferencias).
Criptomonedas. Denominados como activos virtuales, los cuales no son consideradas como moneda de curso legal, pero deben ser aprobadas por el Banco de México.
“Modelos novedosos”. Al referirse a modalidades distintas a las existentes en el mercado.
“La importancia de esta ley está en proteger a los usuarios de estas plataformas para, por ejemplo, evitar esquemas fraudulentos. Al proteger a los usuarios, esta ley puede ayudar a dar mayor confianza y certeza, lo cual ayudará al crecimiento de toda la industria fintech”, indicó el directivo de Drip Capital.
¿Qué pasa con las empresas que no se enmarcan en la nueva regulación?
En el último plazo determinado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) solo 85 fintechs se registraron para operar bajo la Ley Fintech, pero esto no quiere decir que en nuestro país solo existen 60 empresas de fondo de pago electrónico y 25 de crowdfunding.
“El ecosistema fintech es más extenso de lo que en primera impresión enmarca la misma Ley Fintech. Esto no implica que el resto de las startups operen fuera de la ley”, agregó Montaño. “Hay empresas que ofrecen servicios financieros tradicionales pero con un componente tecnológico. __En esencia estas empresas son fintechs, pero no requieren regulación adicional puesto que ya operan bajo el marco regulatorio existente__”.
Al referirse a esquemas no previstos, la misma Ley Fintech define que se deberán seguir las regulaciones aplicables a entidades financieras y mercantiles, así como los usos y prácticas bancarias, bursátiles y mercantiles vigentes.
Como un ejemplo, el directivo mencionó el caso del factoraje, un tipo de financiamiento en el cual la startup Drip Capital se especializa. “A través de la automatización de la extracción de datos y el análisis de riesgo, nuestra plataforma acelera el proceso de calificación y podemos disminuir el riesgo de nuestra cartera. Si bien no es un producto nuevo, la digitalización de este esquema ofrece un servicio financiero mucho más eficiente”, finalizó.