¿Cómo llegó China a ser la fábrica del mundo?
Desde la segunda mitad de los 80 y la primera década de los 2000, China puso en marcha una serie de políticas enfocadas a incentivar el comercio y consolidarse como “la Fábrica del mundo”.
A través de impuestos gravados a 0% en bienes exportados y otras diversas exenciones para productos de consumo importados, el gigante asiático se convirtió en un paraíso para inversionistas y empresas que buscaban un destino ideal para la manufactura con costos de producción bajos.
Las tensiones entre Estados Unidos y China
Actualmente, y desde hace 2 años, China y Estados Unidos se encuentran en un momento complicado en términos diplomáticos, políticos y comerciales que dieron como resultado una “Guerra Comercial”.
Al tratarse de los dos principales líderes del comercio mundial, el impacto de su disputa se extiende a todo el globo.
Además del frente tecnológico —como los casos de Huawei y Tik-Tok—, el encuentro entre ambos países incluye a las exportaciones e importaciones involucradas en las cadenas de suministro globales de muchas industrias.
Las posturas
Con este encuentro entre países, existen dos posturas sobre la permanencia de China como el líder de manufactura internacional:
Versus China
Young Li, quien encabeza Foxconn, el principal proveedor de Apple para la fabricación de sus dispositivos iPhone, además del responsable de manufacturar productos para Nintendo y Dell, entre otras marcas, avivó la polémica en agosto de 2020 al declarar que los “días de China como la Fábrica del mundo han terminado”.
Con esta sentencia, también dio a conocer que estaría gradualmente aumentando su capacidad de producción fuera de China, considerando que a junio 2020 la proporción ya se encontraba en 30%.
Además del rol de las empresas manufactureras, la relación entre China y Estados Unidos también se ve agravada por temas políticos —como las disputas en términos de espionaje, las relaciones diplomática con Hong Kong y la incertidumbre en el avance de su acuerdo comercial—, lo que suma aún más riesgos al ya muy afectado panorama del comercio global debido a la crisis del COVID-19.
Pro China
El golpe del Coronavirus ha sido fuerte para muchos países y aunque se auguraba que la suma de factores complicaría aún más la situación para China, los efectos no han sido tan evidentes.
Por ejemplo, análisis coinciden que a pesar del aumento de hasta 25% en aranceles por parte de Estados Unidos, las exportaciones y ritmo de producción de China resisten e, incluso, siguen con su ritmo de crecimiento.
En ese sentido, parece poco probable que pierda su proporción de 28% de la manufactura global. Sobre todo considerando los costos de “emigrar de China”.
Un análisis planteado por Bank of America calcula que costaría un billón de dólares (1,000,000,000,000; “trillion” en inglés) mover las cadenas de suministro globales fuera de China en un periodo de al menos 5 años. Esto equivale a la mitad del actual valor estimado de Apple.
Esta cifra no contempla incrementos de costos operativos en otros mercados.
Sin embargo, aunque especialistas del banco aseguran que los márgenes en el flujo de efectivo y los retornos se verían afectados, también prevén que existirían beneficios en el desarrollo de nuevos clusters industriales, como nuevos trabajos, mejores salarios y más inversión en investigación y desarrollo.
Las oportunidades para México
No existe aún una respuesta o probabilidad certera de que el statu quo de China como la Fábrica del Mundo cambie. A pesar de ello, sí se observan nuevas tendencias derivadas del riesgo asociado a la situación actual en el comercio.
En el contexto de la Guerra Comercial, existen oportunidades para otros países, entre ellos México, tomando en cuenta la reciente renovación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual brinda nuevas condiciones interesantes en específico para PyMEs, así como para algunas industrias que han crecido desde que se firmó este acuerdo por primera vez en los años noventa.
Para expertos como el economista Luis de la Calle, citado por The Economist, la guerra comercial de EU con China significa para México una oportunidad para atraer inversionistas que buscan protegerse del riesgo.
Por ejemplo, Foxconn y Pegatron han comunicado con medios que consideran a México como una de sus alternativas para reubicar sus fábricas en el proceso de reexaminar sus cadenas de suministro.
Mientras que aún se especula el alcance de las implicaciones del COVID-19 para el comercio y las empresas y cómo será la nueva realidad económica, hay un camino claro para los exportadores de México: identificar soluciones para los retos de la pandemia les ayudará a volverse más competitivos y atraer a esas empresas que ahora están buscando diversificar sus socios comerciales en el mundo.